Schiaretti busca frenar el ascenso de Massa en Córdoba

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El candidato cordobés criticará con dureza al ministro de Economía para evitar la fuga de votos en la provincia. Pidió colaboración a los cuadros provinciales del peronismo y les recordó que en las PASO se sacaron menos votos que en los comicios de gobernador.

Nota de Eduardo Bocco para Perfil Córdoba

Juan Schiaretti trata de redoblar la apuesta y sale a pegarle duro a sus adversarios del 22 de octubre, especialmente al candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa. Esto tiene una razón de ser: el oficialista despliega en Córdoba una fuerte campaña con el único fin de crecer y podarle votos a Schiaretti. “Hemos subido siete puntos en Córdoba”, trinan algunas voces del Instituto Patria.

De la boca para afuera, los shiarettistas niegan esa afirmación pero puertas adentro saben que no está alejada de la realidad. Eso explica el operativo réplica que se profundizó este fin de semana y empezó el viernes pasado con la reunión de Schiaretti y Llaryora con intendentes, legisladores y dirigentes mayoritariamente del interior cordobés. “Tenemos que laburar como en las elecciones a gobernador e intendente de Córdoba, de otro modo estaremos en el horno”, reconocen en el entorno del candidato cordobés.

Con Milei cortado en la punta –al menos por ahora– la mesa chica del gobernador considera que hay que frenar la embestida del ministro de Economía y candidato presidencial, pegándole por distintos temas. “De ahora en más, para nosotros, todo lo que haga Massa estará mal”, ponderó casi graciosamente una voz tradicional del PJ.

Schiaretti también enfrenta a Bullrich, pero lo hace de una manera lateral. La puso en el centro de la escena hace algo más de una semana, cuando salió a replicarle fuerte por el pedido para que declinara su aspiración presidencial. Sin embargo, ahora bajó la ofensiva contra la candidata de Juntos por el Cambio. “Patricia pendula y no logra asentarse en Córdoba, pero eso no quiere decir que bajemos la guardia… por ahora nosotros vamos duro contra ‘Massita’, que es el que nos disputa los votos”, remarca una calificada voz del peronismo schiarettista.

Sostener los votos de Córdoba es vital para el gobernador, si es que quiere conseguir algunos diputados más para su bloque en el Congreso de la Nación. Eso quedó claro en el plenario del viernes pasado con dirigentes e intendentes y legisladores propios de toda la provincia. Y señaló que en las PASO se sacaron menos votos que en los comicios provinciales, lo que se leyó como una advertencia.

La preocupación. Son días complejos para el gobernador y para Llaryora, por el cariz que han tomado ciertos temas. Una cuestión puede impactar en la campaña, pero de hecho impacta en el mapa político del peronismo de Capital y puede extenderse como reguero de pólvora a toda la geografía provincial: el crimen de Gabriela Pérez, la joven trabajadora de 24 años, en un acto del sindicato de la limpieza. En el fondo de este irracional asesinato hay una pelea de fondo  entre dos sindicalistas pesados: Sergio Fittipaldi (limpieza) y Franco Saillen (recolectores de residuos). Por una vía o por otra, los dos tienen fuertes conexiones con el gobierno provincial, ya sea el saliente como el electo.

Fittipaldi es legislador provincial electo por el peronismo y sus lazos con un sector schiarettista son palpables. Saillen, desde su sindicato, tiene una alianza invisible pero sólida con la administración Llaryora en la Municipalidad de Córdoba. Por eso, al gobernador que se va y al que vendrá el tema les incomoda.

La inserción territorial de ambos sindicalistas lleva al justicialismo a considerarlos importantes a la hora de diseñar su estrategia política.

Operadores del gobierno provincial siguen con extrema atención este tema y posan sus ojos en estos días en la actuación de la Justicia provincial, que marcha con extrema mesura. 

Una pelea inesperada.  El legislador Orlando Arduh, en su momento, fue sorpresivamente designado en el inédito cargo de jefe de campaña de la candidata a vicegobernadora Myrian Prunotto. Desde ese momento, puede decirse que no hubo una relación plena entre ambos, pero mantuvieron las formas. La actuación del dirigente de la UCR fue lateral. Pero Martín Llaryora lo quería para otra cosa y hace unos días se conocieron las cartas.

Arduh fue quien armó una reunión con casi 80 intendentes, legisladores y dirigentes de la UCR, interesados en trabajar en conjunto con la administración del gobernador electo. Al día siguiente, Prunotto organizó un encuentro con 50 intendentes de Juntos por el Cambio que al final firmaron un documento de respaldo a la candidatura de Schiaretti.

Esas reuniones crisparon los ánimos. Arduh habló ante calificados hombres del gobierno provincial para quejarse de Prunotto. Y después recordó que Llaryora le dijo a los intendentes de Juntos por el Cambio que el radical tendrá un cargo importante en el Ministerio de Gobierno. “Como viceministro o en alguna otra función”, dijo aunque no dio mayores precisiones sobre el punto.

Allegados a la exintendenta de Juárez Celman no se quedaron de manos cruzadas y replicaron con dureza: “Arduh se convirtió en un clavo en la rueda de la relación de Llaryora con Myrian” y protestaron porque en la reunión organizada por el legislador “no fue ninguno de los 17 intendentes radicales que en diciembre serán legisladores”. “Y con ellos tendremos que lidiar”, dijeron amargamente.Y contaron que la dirigente de origen radical “está enferma con eso”.

A Arduh se lo vio bastante molesto con la cuestión, aunque evitó desbordes y ataques frontales durante el intenso raid mediático que lo tuvo como protagonista la semana pasada en distintos medios de Córdoba, al menos delante de las cámaras o los grabadores.

A Llaryora se le descosió el ruedo del pantalón antes de que empezara el baile, indicaban con cierta ironía algunos soldados de la segunda línea de Schiaretti anoticiados de un enfrentamiento que no estaba en los cálculos del PJ.

“Eso se soluciona con un tirón de orejas de Llaryora a los dos”, soltó un experimentado dirigente justicialista, muy acostumbrado a las internas del poder. Y sanseacabó.

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