Para ganarle a la incertidumbre

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No sabemos muy bien que votó la gente que votó a Milei. Creo que votó por hartazgo, por la comodidad con la que todas las líneas de la administración pública viven. Por la forma en que usaron los recursos públicos para darse una pequeña vida burguesa.

Llevamos varios meses tratando de entender la potencia que hoy firmó – escribanía de por medio – la conducción presidencial de la república. 

¿Termina una era o empieza una? Es un juego de palabras que puede parecer absurdo pero no lo es. No siempre el fin de algo es el principio de otra cosa. Tampoco un nacimiento implica necesariamente una muerte.

Lo que sucedió este domingo es el mero traspaso institucional y constitucional de un sector de la política nacional a otro sector y dentro de nuestras pavotas contradicciones, esa transición estuvo bastante bien. Mucho mejor de lo que son estos políticos en los medios de comunicación y mucho más interesante que las discusiones de sobremesa que sobrevolaron estos largos veinte años. 

No sabemos muy bien que votó la gente que votó a Milei. Creo que votó por hartazgo, por la comodidad con la que todas las líneas de la administración pública viven. Por la forma en que usaron los recursos públicos para darse una pequeña vida burguesa.

Creo también que votaron en contra de la incertidumbre. Del vamos viendo. Del no saber a dónde se va. Pero todo esto lo creo más como un acto de fe que como un conocimiento empírico. 

En definitiva cumplimos 40 años de democracia y si bien acechan tormentas y hubo demasiados uniformes en el congreso de la nación, el verdadero poder estaba en la calle, con esos chicos, esas señoras, esos compatriotas que un domingo al mediodía fueron a darse por enterados que la patria tiene sentido. 

Viene un tiempo de tratar de comprender y esa comprensión no puede estar solo en la mente, también está en las tripas, también en el corazón y siempre en la comunidad. Entender que somos un pueblo complejo es también querer querernos y en esa, también juega la fe, elijo creer que estamos todos en la misma y que los traidores, los malignos, los nefastos son poquitos y sus engaños duran un ratito nomás. 

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