Por Yarela Aguilera

Azabache se presenta este jueves en el espacio cultural La Urpila en Villa de Las Rosas, asistir es una gran oportunidad no solo para apoyar en estos tiempos al teatro del Valle sino también para fortalecer los pilares desde donde construimos las alternativas a este capitalismo cosificante.

Quisiera preguntarle a la inteligencia artificial cómo salir de este embrollo pero le temo a la respuesta, me pregunto – en total desconocimiento de cómo funciona la IA – ¿En qué basará sus respuestas? ¿Cuáles serán los rituales a través de los que busca sentido? ¿Será en la masividad de lo que encuentra en internet, alrededor de un fuego algorítmico?

Azabache es una pregunta lanzada al espectador buscando responderse en la construcción de un sentido colectivo. En cada función se despliega la pregunta que se cobija en el ritual más antiguo, el contarnos una historia a la luz del fuego. Así, cada objeto puesto a relacionarse con otro, construye una incógnita: creo reconocerlo pero puesto en funcionamiento con otros ¿qué será? ¿para qué servirá? Hay en términos de escenografía la sensación de que todo tiene una utilidad que ha quedado obsoleta. Es claro ver a través de Azabache la gran capacidad de esta humanidad para crear objetos y “objetitos”, “cositas” y cables para una vida dentro de una estructura que mira al mundo por una cerradura. Llegado el fin, ese fin apocalíptico que nos auguramos con cada desdén a la naturaleza, ¿será posible construir una máquina que nos transporte al bosque, a las uvas recién cosechadas.. al vibrante aroma que habita en nuestros recuerdos sobre el valle que habitamos o los paisajes que nos conmovieron?

Hector y Ana buscan obstinadamente ese estado de conmoción, de contemplación profunda, corporal, de una vivencia que erice la piel. Ese instante donde la vida es plena y plena e inmensa la naturaleza, el otre, la poesía, la complejidad de la seducción y de la experiencia de un cuerpo en estado de gozo. Ese instante de comunicación donde el yo se interpela por el afuera y se expande. Raro milagro que sucede en la poesía que atraviesa el cuerpo, del amor donde el otre es diferente a mi y su palabra construye un sentido que abre mi mundo que “sin abre puertas y lanza preguntas “ es un mundo cerradito, asfixiante, un mundo donde “Solo yo me pienso… Soy mi propio sostén y me lo quito (…)”

Azabache es una máquina de metáforas. Tiene la potencia de la producción vertiginosa de estos tiempos y la obstinada acción poética de lanzar preguntas al espectador. Espero que – como dice Rita Segato – estemos ahí escuchando la pregunta, dando cuerpo comunitario al vacío para cobrarlo de un nuevo sentido humanizante.

Ficha Técnica
actuación:
Caren Hulten
Rodrigo Filoso
Dirección:
Esteban Goicoechea
Dramaturgia:
Hulten | Goicoechea
Vestuario:
Gina Peiretti
Escenografía y objetos: Gina + Elenco
Diseño lumínico y operación:
Lucas Lavalle
Edición de sonido:
Pablo Read
Fotografía:
Nico Pelaggio

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