Avistaje de aves en Córdoba: tres lugares que sorprenden con especies emblemáticas

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Desde las aves más pequeñas y pintorescas hasta el cóndor andino y los flamencos, tres imperdibles de nuestra provincia para apreciar la belleza de las aves que la habitan

Córdoba cuenta con una gran diversidad de avifauna gracias a ambientes y condiciones climáticas variadas que permiten el desarrollo de distintos tipos de vegetación.

Actualmente, en nuestra provincia habitan más de 440 especies de aves a lo largo del año, algunas migratorias, provenientes de diversas regiones del país pero además desde países de Norte, Centro y Sudamérica, y otras residentes, lo que representa aproximadamente el 40% del total de las especies de la Argentina.

Sin dudas, Córdoba está rodeada de naturaleza: sierras, lagos, ríos, monte, pastizales y grandes humedales, que dan color a una de las provincias más elegidas para desconectarse y pasar unos días en tranquilidad.

Una muy buena opción para conocer parte de lo que nos ofrece es a través de la observación de aves. Comprobado científicamente, se establece una conexión importante con la naturaleza cuando vemos y oímos aves, además de sentimientos de paz y calma, ideal para empezar el año con una dosis de relajación y alejándonos aunque sea por unas horas de la rutina.

El turismo de observación de aves nos permite descubrir distintas especies en su hábitat natural y conocer su día a día. Pero también es una actividad que requiere de paciencia y constancia para entrenar el ojo y el oído. Una salida para observar aves implica introducirse en la vegetación y contemplar durante horas el paisaje a la espera de algún sonido o movimiento.

Potenciando la curiosidad y sensibilizando los sentidos, es una actividad para todas las edades que puede realizarse desde dos técnicas: esperar a que el ave aparezca en lugares donde suelen concentrarse como los bebederos, el costado de un río, una laguna o debajo de un árbol fructífero o bien recorrer los distintos senderos en busca de ellas.

Para iniciarse en la actividad, no es necesario viajar largos kilómetros ni requiere de estadías extensas, con una caminata de media hora en un parque o una escapada de fin de semana es suficiente para dar el primer paso. Esta selección de lugares para una experiencia inolvidable a la par de la naturaleza cuenta con tres opciones desde lo cercano de la ciudad hasta las Sierras Grandes y el noroeste de la provincia.

Reserva San Martín

Una reserva natural en el medio de la ciudad es la propuesta ideal para quienes no quieran alejarse mucho de su lugar y hacer una escapada rápida. Ubicada al noroeste de la ciudad, detrás del complejo Feriar, la Reserva Natural Urbana “General San Martín”, abarca una superficie de 114 hectáreas, enmarcadas por el Río Suquía y el Canal Maestro Sur.

El avistaje de aves es una de las actividades que ofrece el lugar, ya que cuenta con un área de conservación donde se concentran distintas especies de plantas y animales autóctonos, con un increíble paisaje que se asemeja al de las Sierras. En un entorno rodeado de tranquilidad y naturaleza que ofrece cinco senderos libres y otros interpretativos autoguiados, la actividad está destinada a toda la familia y el acceso al lugar es totalmente gratuito.

Alrededor de 180 especies de aves pueden observarse en la reserva que representa el único pulmón verde de vegetación autóctona nativa de la ciudad. En las aguas del lugar se detectaron aves como gallaretas, biguás, patos, garcitas y martines pescadores.

Y entre la importante vegetación, pueden observarse otras aves como tacuarís, loras, cachalotes, tordos músicos, horneros, carpinteros, zorzales, chingolos, gorriones, charatas, cortarramas, entre otras con apariciones más esporádicas.

Pampa de Achala

El lugar ideal para el avistaje del cóndor andino se ubica en plena Traslasierra y se accede desde Mina Clavero. Pampa de Achala invita a descubrir la majestuosidad de una de las aves más grandes del mundo y a ser parte de un espectáculo imponente cuando el cóndor se para a comer y a extender sus alas, que pueden alcanzar los tres metros y medio, para secarlas al sol tras haber acumulado el agua de la humedad que hay en el aire.

Se pueden observar cóndores adultos, de color negro y cuello blanco, y jóvenes de color marrón. Pero además, hay pájaros endémicos exclusivos de Pampa de Achala como las camineras, las loicas, los yales y otras capaces de anticipar la llegada del cóndor como las águilas mora y jotes cabeza colorada.

Toda esta emblemática avifauna puede descubrirse libremente a través de distintas rutas de senderismo que llevan a miradores con hermosas vistas a las sierras. Pero hay también otra alternativa de tipo excursión para toda la familia: un tour en grupos que sale cerca de las 8 de la mañana desde Córdoba en autos particulares para recorrer distintos puntos de Pampa de Achala, que incluyen la Quebrada de Batán, camino Copina y lagunas.

Para cerca del mediodía, se almuerza a la canasta con un buen paisaje que acompañe el momento y luego se sigue con el avistaje hasta las 17 hs que se emprende el regreso. Esta propuesta de la fundación Mil Aves tiene un valor de $ 5.000 por persona y menores de 10 años a $ 3.500.

Laguna Mar Chiquita

Miramar de Ansenuza, uno de los lugares naturales con más biodiversidad y vida silvestre de la provincia, es reconocida a nivel internacional por la diversidad de aves que habitan en su ecosistema. Destaca el flamenco austral, que desde hace algunos años reside en el lugar, siendo más de 325 mil ejemplares que pueden encontrarse en cualquier momento del año en las costas de la laguna.

La salinidad del “mar cordobés” atrae a otras dos especies migratorias de flamencos: el Flamenco Andino o parina grande, un visitante invernal regular y el Flanco de James o parina chica, con apariciones más esporádicas.

Estas tres especies de flamencos representan la mitad de las que existen en todo el planeta tierra. Por lo que de las seis especies que existen en el mundo, tres pueden verse en la laguna Mar Chiquita.

A su vez, pueden observarse aves parecidas a gaviotines al raz de la superficie del agua en busca de peces, que por su peculiar técnica de pesca con un rápido movimiento de su cabeza, recibe el nombre de Rayador.

Adentrándonos en el agua, es posible observar cisnes, cigüeñas, patos de diferentes especies, espátulas rosadas, garzas y garcitas, macás, biguáes, y gran cantidad de gaviotas y cuervillos.

Fuera de esta gran riqueza de aves acuáticas, las aves de bosque y pastizal a lo largo de los senderos también representan un atractivo para el avistaje en Miramar, pudiéndose encontrar especies como el inambú, el jote, caranchos y chimangos, lechuzas, carpinteros y cardenales.

Para realizar observación de aves en la Región de Ansenuza, hay varios sitios a los que se puede acceder libremente como la Playa Grande, el Paseo de las aves en Balnearia, Lomita de los Indios o Miramar. Y otra buena opción para adentrarse en la laguna es el Barco Pirata de Centella, ideal para aventurarse con los más chicos. Se hace un city tour embarcado y se cuentan las historias de inundaciones, del Gran Hotel Viena y sobre la biodiversidad de la reserva, donde se avistan flamencos y demás aves. El recorrido tiene una duración aproximada de una hora con un valor de $ 5.000 para mayores de 10 años, $ 3.000 para menores de 10 y gratis para menores de 5 años.

Recomendaciones para hacer avistaje de aves

Se debe procurar que el calzado y la vestimenta sean cómodos, porque indistintamente de la dificultad de la caminata o si el plan es permanecer en un puesto de observación, serán muchas horas las que se deba mantenerse de pie y atento al entorno. Se aconseja que la ropa sea marrón, verde, beige o camuflada, para que el observador se mimetice con el entorno. Además, se recomienda llevar gorra, botella de agua, repelente y protector solar.

Para aprovechar la experiencia sin perder detalles, es imprescindible llevar una guía de aves o tener alguna aplicación para identificar especies, algunas son: Merlin Bird, Ornito, Birdnet o Picture Bird. También se sugiere conseguir binoculares, que, si bien son ideales, no son indispensables.

Hay dos momentos del día en que aumentan las probabilidades de ver aves: inmediatamente después del amanecer o cuando cae el sol, porque es cuando salen de sus zonas de descanso para buscar alimentos o regresan a ellos.

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